TAREAS DOMICILIARIAS Y BUENOS HÁBITOS DE ESTUDIO

Luisa Caceres de Arismendi

Las tareas domiciliarias se asignan para ampliar los conocimientos de su hijo(a) en una asignatura y reforzar lo que se enseñó todos los días en el salón de clases. A esta edad su hijo(a) debe tener buenos conocimientos de computación que podrá aplicar a la hora de realizar algunas de las tareas escritas.

Consejos útiles para trabajar en las tareas domiciliarias.

una rutina de estudio.

Completa las tareas domiciliarias todos los días a la misma hora. Programa las demás actividades en otro horario que no sea el de estudio. Elige un momento del día en que tengas muchas energías.

una “Zona de Estudio” en tu hogar.

Estudia en esta “zona” todos los días. Asegúrate de que tu zona de estudio no tenga distracciones como la televisión, el teléfono, la música, tus hermanos o un gran ventanal con vista exterior. Mantén tu lugar de trabajo ordenado y asegúrate de que tu zona de estudio esté bien iluminada.

NOTA: Si no tienes un lugar tranquilo en tu hogar, prueba quedarte a estudiar en la escuela después del horario de clases o visita la biblioteca pública.

Asegúrate de que haya buenas herramientas de estudio en tu zona de estudio.

Entre las herramientas necesarias debes tener: libros de texto, bolígrafos y lápices, papel, carpeta de tareas o agenda y un diccionario.

en la asistencia escolar y las tareas domiciliarias como si fueran un trabajo.

Los adultos exitosos tratan a sus trabajos como una de sus máximas prioridades; tú debes hacer lo mismo.

cómodo, pero ¡no demasiado!

Evita estudiar en la cama. Es hora de estudiar, ¡no de dormir!

Trabaja de forma constante, durante varias semanas, en las tareas más grandes, tales como proyectos semestrales.

Divide las tareas grandes en partes pequeñas y atácalas de una en una. Fíjate objetivos para acabar las secciones pequeñas y trabaja poco a poco para cumplirlos. También es más fácil hacer la siguiente tarea lo antes posible después de clase mientras la asignatura y tu interés están todavía frescos.

Haz descansos durante el período de estudio.

Un buen momento de descansar es entre asignaturas. No te olvides de reconocer tu esfuerzo y progreso. Durante el descanso, puedes comer un  refrigerio, llamar a un amigo, escuchar música o hacer algo físico, como encestar balones o ir de paseo.

• Aprovecha al máximo el aprendizaje en clase.

Asiste a clase con regularidad y sé puntual. Siéntate en la parte delantera de la clase para que puedas oír y ver mejor. Participa en los debates de clase y escucha con atención. Toma buenos apuntes y repásalos lo antes posible después de clase. Añade la información que te falte y escribe las preguntas que tengas. No intentes escribir todas las palabras (a menos que sea una cita, una regla o ley): presta atención a las palabras clave. Si el maestro hace hincapié en un asunto, por ejemplo, escribiéndolo en la pizarra, anótalo en tu cuaderno. Si la clase habla de un tema, anota las principales conclusiones.

• Cuando estudies, vive la información de tantas formas como sea posible.

Lee la información en voz alta, escríbela, explícasela a un amigo o familiar. Considera crear y usar fichas como otra manera de repasar el material.

• Organiza la información.

Las personas asimilan la información de formas distintas. A algunas personas les gusta hacer dibujos o gráficos para digerir la información; a otros les gusta leer en voz alta, crear bosquejos detallados o fichas. Haz lo que te funcione mejor.

• Aprovecha el tiempo libre.

Si tienes tiempo de estudio o un viaje largo en autobús, usa el tiempo para repasar los apuntes, prepararte para una clase futura o para empezar la tarea para casa.

• Estudia con un amigo.

Salvo que te distraiga mucho, júntate con amigos o compañeros de clase para repasar el material, comparar apuntes y predecir las preguntas que entrarán en las evaluaciones.

• Come saludable.

Una buena nutrición puede contribuir a sacar buenas calificaciones. Tomar decisiones inteligentes sobre la alimentación te dará energía continuada y mejorará la potencia cerebral. El tener poca energía y concentración puede significar que ha pasado mucho tiempo desde la última comida. Toma tres comidas al día (¡no te saltes el desayuno!) e intenta limitar el azúcar, los refrescos, la comida basura y rápida. Come proteína magra y fibra (frutas y verduras), bebe mucho agua y elige «súper alimentos» (arándanos, nueces, salmón) siempre que sea posible para mantener el cuerpo y el cerebro felices y rindiendo a la máxima capacidad.

• Haz ejercicio con regularidad.

Intenta hacer al menos 60 minutos de actividad física casi todos los días de la semana: te mejorará el humor, la energía y la concentración.

• ¡Duerme mucho!

ética y valores